Haiman El Troudi: Teatro Shaolin de los Monjes Voladores
Durante años, la región ha sido un punto catalizador del cual se realizan construcciones arquitectónicas de gran escala. Basta con dar un vistazo a las manifestaciones del mundo Occidental en cuanto a arquitectura renacentista, barroca y gótica, para evidenciar que la mayoría de sus grandes obras han sido espacios dedicados a la religión.
No obstante, no solo en Occidente se avistan este tipo de construcciones, pues muchos países asiáticos tienen mezquitas y templos budistas que son lugares sagrados para sus ciudadanos. En este post, decidimos dedicarle un espacio al Teatro Shaolin de los Monjes Voladores, una estructura que está ubicada en China, específicamente en el monte Song, el cual es una de las cinco montañas sagradas del taoísmo.
Este teatro fue llevado de la mano por un grupo de arquitectos pertenecientes a Mailitics Architects, los cuales se vieron en aprietos al momento de diseñar una estructura en un entorno tan inusual como una montaña.
A pesar del riesgo que representó el teatro, lograron crear una obra que dialogue armoniosamente con el ambiente que le rodea.
El material que más predomina es el acero, el cual se compone de láminas cortadas con láser.
En palabras de los arquitectos:
Haiman El Troudi señala que, culminada su construcción en 2016, el lugar se ha convertido en un sitio emblemático tanto para los practicantes de la religión, como para sus visitantes, que terminan impresionados por la belleza del edificio.
No obstante, no solo en Occidente se avistan este tipo de construcciones, pues muchos países asiáticos tienen mezquitas y templos budistas que son lugares sagrados para sus ciudadanos. En este post, decidimos dedicarle un espacio al Teatro Shaolin de los Monjes Voladores, una estructura que está ubicada en China, específicamente en el monte Song, el cual es una de las cinco montañas sagradas del taoísmo.
Este teatro fue llevado de la mano por un grupo de arquitectos pertenecientes a Mailitics Architects, los cuales se vieron en aprietos al momento de diseñar una estructura en un entorno tan inusual como una montaña.
A pesar del riesgo que representó el teatro, lograron crear una obra que dialogue armoniosamente con el ambiente que le rodea.
El material que más predomina es el acero, el cual se compone de láminas cortadas con láser.
En palabras de los arquitectos:
“El edificio tiene cuatro zonas funcionales básicas: superficie exterior, escenario, zona interior y sala de máquinas. El exterior combina aspectos estéticos y funcionales. La superficie de la escalera, aparte de su propósito habitual, está diseñada para continuar la topografía del territorio, para ajustar la iluminación natural del interior y para proporcionar un flujo masivo de aire para los motores. Los niveles superiores de las escaleras dan forma al escenario - un anfiteatro con un túnel central de viento”.

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